¡Su Cesta está vacía!
Después del nacimiento de mi hija no pude perder el peso extra que me incomodaba. La ropa de antes del embarazo no me quedaba y para regresar a trabajar tuve que comprar alguna ropa nueva.
Los siguientes 3 años de trabajo fueron muy estresados. Viajes constantes, dormir tarde y sólo unas pocas horas. Aunque trabajaba en la industria de las camas y tenía una cama natural en casa, no conseguía dormir lo suficiente ni bien. Quitaba horas de sueño para ir al gimansio pero el querer bajar de peso sólo aumentaba el estrés.
Esa es la vida de padres primerizos o con niños pequeños. Las investigaciones dicen que uno nunca dormirá bien otra vez, pero no se tratará también de los hábitos que uno tiene?
El Dr Bruce Lipton, un pionero en biología celular, dice que el futuro de las células depende del medio ambiente y no de nuestro DNA ni de nuestros genes. Que la mayoría de las enfermedades no son causados por ninguno de los dos.
Por ahora sólo hablaré acerca de perder peso, pero en mi próxima publicación (post) voy a discutir el amplio espectro de lo que "medio ambiente" significa para nuestras células.
Empecé a estudiar neurociencia y a investigar acerca del dormir y el sueño. Los cabos se ataron y todo hizo sentido.
Determinada a saber si cambiando mis hábitos habría una diferencia, hice una rutina para irme a dormir a eso de las 9 de la noche para ver lo que sucedía. El hecho de ser una persona acostrumbrada a vivir de noche y jamás dormir antes de las 12 era todo un reto, jamás pensé que iba a disfrutar levantarme temprano. Normalmente no podía concentrarme en las mañanas.
En el transcurso de las siguientes 6 semanas, los cambios en mi cuerpo fueron notorios. No sólo en mi cuerpo sino también emocional y mentalmente me sentía mejor que nunca. Perder 7 kilos en 5 meses sin hacer dieta o mayores esfuerzos fué algo increíble. La verdad es que me desperté cada mañana más temprano, meditaba sintiendo gratitud y mi percepción cambió. Todos hemos escuchado que nuestra percepción cambia nuestro mundo.
La ansiedad se acabó y dejé de sentir necesidad de comer carbohidratos en la noche. Mi apetito disminuyó. Me sentía más feliz.
Los estudios de neurociencia me dieron la explicación: mi cuerpo estaba produciendo las hormonas correctas en la cantidad necesaria. Hormonas de la felicidad. Nos hacen sentirm måas empatåia, una mayor autoestima y paciencia.
Sin embargo, eso era sólo la punta del iceberg.Había tantas cosas que suceden en la mente y en la energía de mi cuerpo.
Me pregunto si alguien ha tenido una experiencia similar.
Abajo un artículo de BBC, basado en estudios científicos
Dormir más los fines de semana no te ayuda a recuperar el sueño y te puede hacer ganar kilos